Javier Alcántara: un diseñador de cuentos en la ciudad de Málaga (Fotos: Agustín Varrone)
Un carácter afectuoso y una capacidad creativa admirable hacen del diseñador de alta costura Javier Alcántara uno de los grandes diseñadores de la ciudad mediterránea
En el mes de mayo, la primavera se había declarado en rebeldía absoluta en Málaga. Soplaba un aire muy frío y las nubes insistían en desdibujar la placidez del acostumbrado turquesa del cielo malagueño. Sin embargo nos habíamos consolado en la seguridad de que, una vez que el calor se introdujera en la ciudad, no nos abandonaría por varios meses.
Pero cuando es así, en Málaga
sabemos cómo apalearlo: las playas comienzan a resultarnos apetecibles, los
bares se apropian de las terrazas a pleno y los tejidos más ligeros empiezan a
hacernos falta en las caminatas bajo un sol que quiere cobrar protagonismo.
Particularmente, para esos días
grises en los que la rutina intenta empobrecerme el día, yo suelo tener siempre
una invitación que lo ilumine.
En este caso la invitación había
venido desde el corazón de la ciudad de Málaga, ése corazón que atesora a las
personas que acentúan su carisma de “ciudad cultural” y saben envolverte en la
belleza que irradian sus creaciones, verdaderos artistas de la moda que saben
cómo convertir un encuentro casual en un inolvidable y mágico cuento de hadas.
El palacio del diseño
El magnífico atelier del
diseñador malagueño Javier Alcántara ocupa un piso de grandes dimensiones sobre
la céntrica calle Don Juan Díaz, coincidiendo en una de las esquinas de la
emblemática calle Larios. Sus puertas abren hacia un espacio idílico, donde el
clasicismo se combina con la modernidad y su estilismo impecable le otorga un
toque de indiscutida calidad y elegancia.
A Javier Alcántara tuve la
oportunidad de conocerlo varios meses atrás, cuando coincidimos en un almuerzo benéfico
de la Asociación Nuevo Futuro, un evento en el que él, junto con un grupo de
prestigiosos diseñadores malagueños y empresarios de la ciudad, aportó la
calidez de su presencia, engalanando las mesas con su generosa participación.
Desde ese día hemos tenido una
afinidad armónica a través de la cual nunca he dejado de expresarle mi
admiración y respeto, esperando el día en el que pudiera acercarme hasta su
atelier, en el centro de la ciudad, para conocer más a fondo su trabajo y poder
envolverme en la magia de sus diseños, como suelo hacer.
El hecho de “filtrarme” en los
atelieres de los diseñadores se ha convertido en un sello personal que acompaña
las pequeñas páginas literarias que comparto con mis lectores. Es una tarea muy
bien elegida, surgida espontáneamente en alguna ocasión, transformada con el paso del tiempo en una característica
personal que, como bien podrán imaginarse, me colma al día de hoy de profundas
satisfacciones personales, al mismo tiempo que alimenta mis sumisas pero firmes
vanidades femeninas.
Javier Alcántara es distinguido y
sereno, de trato educado y cercano. Su atelier es una visión de fábulas, de
reinas y castillos, con amplios cortinados, espejos enormes y tapizados
increíbles, un oasis de excepción en el que te transportará, desde el mismo
momento en el que te citas con él, a un mundo en el que te convierte en la
mujer más femenina y elegante de cualquier evento.
El diseñador
Javier creció en una familia dentro
la cual la costura era una de las habituales tareas de su madre. A través de
ella comenzó a habituarse al cuidado de los tejidos y a la precisión de una
profesión que trabajaba en virtud de la elegancia pero que, sin embargo, no lo
hubo atrapado en un primer momento sino que fue unos años más tarde, y luego de
haberse dejado tentar por la arquitectura, cuando decidió comenzar a fortalecer
esos fuertes vínculos con la moda y a convertirlos en una próspera y
maravillosa vocación que ostenta hoy en Málaga con una innumerable clientela y
un nombre reconocido y admirado a través de los eventos más exclusivos de su
ciudad.
El talento para las creaciones de
alta costura y la delicadeza de sus diseños han convertido a Javier Alcántara en una persona de
excepcionales aptitudes creativas que equilibra, sin embargo, con un luminoso
destello de sencillez que lo hace indiscutiblemente grande e incomparable.
Suelo elogiar mucho a los
diseñadores de moda malagueños y no sólo porque tengo la fortuna de compartir
gratísimos momentos junto a ellos, tanto dentro como fuera de los desfiles, para
los que cuentan invariablemente conmigo, sino porque en todo este tiempo de coincidencias
me he dado cuenta de que han conseguido que esa extraordinaria capacidad que
poseen los convierta en profesionales de una impecable trayectoria y, a la vez,
en bellísimas personas.
Fue así como mi hijo Agustín y yo
fuimos invitados, aquel día, a compartir los diseños de uno de los grandes
artistas de esta ciudad. En su atelier, el diseñador malagueño Javier Alcántara
nos regaló, en unas horas en las que tuve el privilegio de lucir trajes
espectaculares y escuchar historias de tenacidades, esfuerzos y aspiraciones,
en un ambiente de absoluta ternura y entrañable amistad, el calor del talento de
uno de los grandes de las pasarelas españolas quien supo agasajarnos, en su
espacio de trabajo habitual, con el sol que no hubimos encontrado esa mañana de
mayo a lo largo de las calles del centro de la ciudad de Málaga.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/07/13/nosotros/NOS-08.html |
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