Diseñando la vida a medida, a través de una vocación (Foto public: Málaga Crea Eventos)
El
diseñador malagueño Carlos Aguirre, de la firma Montesco, disfruta en Málaga de
la amistad, del trabajo y del amor hacia una vocación que lo ha convertido en
uno de los más grandes exponentes de la alta costura de su ciudad.
Muchas
veces tengo tendencia a exagerar los
conceptos. En realidad doy fe de que lo hago, pero si no tuviera la
sensibilidad suficiente para percibir de manera exagerada las situaciones, no
sería escritora. Y es en ese momento cuando lo agradezco.
Por ese
motivo, en ocasiones me reitero en mis defectos, justificándolos bajo el
escaparate de “virtudes”. Y abuso de ellos.
Málaga se
presta para ostentar ese tipo de cualidades y poseerlas en una ciudad como ésta
es contar con una ventaja extra a la hora de apreciar el sabio engranaje de su
historia, de sus calles bordeadas de flores y de semáforos y de la
particularidad de su gente.
Y si los
días transcurren en un despertar constante de novedades e informaciones a
través de sus aceras y plazas, compartir la ciudad bajo el manto húmedo de sus
noches y de las luces de sus bares y monumentos más emblemáticos, puede
resultar aún más atractivo.
Cuando
vives en una ciudad tan grande, en la inquietud de conocer a fondo sus
ofrecimientos y te mezclas con su gente, es inevitable que surjan amistades que
se transformarán, con el paso del tiempo, en protagonistas imprescindibles de
tu vida.
Gracias a
esta costumbre de compartir vivencias a través de estas páginas para aquella
lejana orilla de mis recuerdos, y a una imparable necesidad de edificar mi
trabajo a través del crecimiento de quienes admiro, he llegado a fraguar esas
amistades. A muchas las busco y planifico las visitas de acuerdo al horario
disponible y a las necesidades, sin embargo, hay otras que surgen sin querer,
dentro una amistad que se afianza a través de compromisos en común, admiración
mutua e, incluso, en el transcurso de largos encuentros de conversaciones y
copas bajo el amparo húmedo y perfumado de las esquinas ancestrales de la noche
malagueña.
Montesco
A Carlos
Aguirre lo conocí una mañana, hace prácticamente dos años, en su precioso
taller de la calle Salvago del centro Málaga, unos días después de la
presentación de una de sus colecciones en la Pasarela Larios Fashion Week.
Me habían
seducido sus diseños y la diferencia de la que había hecho ostentación en la
gala de aquella noche y fue entonces cuando mi curiosidad me llevó a alterar en
una mañana, que no sería la única, la disciplina laboral de su majestuoso
espacio de trabajo.
En
numerosas ocasiones he escrito sobre él y sobre los brazos fuertes con los
que constituye el equipo de Alta Costura
Montesco: Mario Camino, Chelín Orduña y Antonio Delgado. Juntos llevan
adelante, y desde hace más de veinte años, una empresa que se solidifica año
tras año gracias al respeto mutuo de sus responsables, a la continuidad de un esfuerzo
macerado hasta la perfección y a la necesidad que tienen uno de la capacidad
técnica o creativa del otro, lo que constituye esa barrera indestructible de
arte y calidad humana que se empeñan en destacar a través de sus creaciones y
de los eventos en los que participan. De esta manera lo han hecho, y por
segundo año consecutivo, en la alfombra roja del Festival de Cine de Málaga, en
el cual aportaron, de manera soberbia, la elegancia de su alta costura vistiendo
a la actriz Beatriz Rico, protagonista de la película de Fran Kapilla, Las
hijas de Danao, largometraje que encumbra sus escenas con trajes de Montesco,
en un privilegio compartido entre grandes y ambiciosos artistas.
El
diseñador
Foto Málaga Crea Eventos |
Carlos es
una persona de una fuerza imbatible. Su firmeza a la hora de trabajar y
afrontar las responsabilidades lo convierte en un profesional muy destacado en
Málaga, una ciudad de la que está ardientemente enamorado y volcado
profesionalmente casi en exclusividad y que lo reconoce por su trayectoria,
siendo tanto su presencia, como la del resto del equipo, invitados indiscutidos
de los eventos de moda en la ciudad.
Comenzó a
labrarse su futuro al descuido, siguiendo los instintos de una vocación que
comenzaba a dar señales en la adolescencia cuando, y como suele pasarle a
muchos artistas, se distraía en clase dibujando siluetas y diseños que
terminaban en manos de la directora del Instituto, quien hubo decidido,
finalmente, influenciar sobre su madre a la hora de aprobar la decisión de su
hijo de elegir la carrera para la cual, con obviedad demostrada, había nacido.
A los
veintidós años de edad ya impartía clases de diseño, historia del traje,
sociología de la moda y técnicas de dibujo, en un sueño cumplido que a través
de mucho sacrificio, de un empecinamiento constante y de la inestimable ayuda
de su madre, culminó en la constitución de un equipo de trabajo que con el paso
de los años se hubo convertido en una verdadera familia con la que comparte la
satisfacción de llevar adelante dos firmas ampliamente consolidadas en Málaga:
Alta Costura Montesco y Marioteo, cuyos ositos de finas telas y estampados
diseñados por Mario Camino, sus singulares chaquetas de grandes escudos y sus complementos,
ya son un referente entre las tiendas de moda masculina.
Sin
embargo, y muy a pesar de una trayectoria que habla de una ingente cantidad de
clientas y pasarelas, Carlos Aguirre hace alarde de una medida sobriedad a la
hora de describir su trabajo: “No soy perfecto, puedo equivocarme en lo que a
mi profesión se refiere, pero si no fuese así significaría que me estaría
conformando con lo conocido, en lugar de avanzar. Los errores son parte del
aprendizaje y nunca debemos dejar de aprender. Quien piense que lo sabe todo
nunca será un buen profesional”.
Es muy
atractivo escucharlo mientras relata, con su tan característica gracia verbal
malagueña de particulares dejes, esas anécdotas que lo han llevado hasta la
posición social de la que hoy disfruta. Las horas que pasamos compartiéndolas
me proveen de una singular satisfacción que se empeña en absorber siempre lo
mejor, en un entorno de moda que me seduce hasta la abstracción y en una
amistad que valoro como uno de los legados más preciados con los que Málaga me
obsequia en afecto y en riqueza cultural que se traducen en el cariño y en la valiosa
compañía de sus mejores artistas.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2014/05/03/nosotros/NOS-11.html
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